Entre pitos y flautas.

Entre unas cosas y otras nos vamos a volver locos. No sé ustedes, pero a mí hay días que al enterarme de las noticias me dan ganas de pegarme un tiro. No dejan de suceder guerras y demás atrocidades por todo el planeta. La solución no está ni en mis manos ni seguramente en las que lean esto; la desgracia es ésa, que la solución a todos estos grandes problemas está en manos de muy poca gente. Una vez tuve una camiseta en la que ponía que las guerras las hacen unos que no se conocen pero que acaban matándose y las dirigen unos que sí que se conocen pero que no se matan. Es la cruda realidad.

Lo que voy acabar haciendo es cogerme una barquita e irme a una isla desierta en medio del océano. Allí meteré la cabeza debajo de la arena y la enterraré. Total, no me voy a perder mucho.